LA PINTURA FUE COMO UNA LLAMADA INTERIOR, BEATRIZ PETIT

Nos acercamos a la figura de Beatriz Petit, una artista de vocación temprana se diría casi de nacimiento, que muy pronto comprendió que su manera de expresar y ver el mundo pasaba por la pintura.

¿Podemos decir que descubrir la pintura fue como una llamada a la vocación de pintar?

Descubrí la pintura de manera muy natural, casi como una llamada interior. Empecé con el carboncillo, y fue ahí donde se despertó en mí una faceta creativa que ni yo misma conocía. Me atrapó la manera en que un simple trazo podía dar vida a una idea, y cada vez sentía más curiosidad por seguir indagando. Gracias al carboncillo me adentré en el mundo del dibujo y, poco a poco, también en la pintura, que terminó convirtiéndose en una pasión cada vez más fuerte.


Cuando te enfrentas a un lienzo en blanco, ¿qué sientes?


Siento una mezcla de emoción y respeto. Es como abrir la puerta a algo desconocido pero profundamente mío. Al principio impone, porque es un espacio vacío, pero enseguida se convierte en una invitación a explorar, igual que cuando descubrí el carboncillo por primera vez. Ese vacío me da libertad, me anima a experimentar y a dejar que la creatividad fluya. Cada nuevo lienzo es un reto, pero también la oportunidad de descubrir una parte más de mí a través de la pintura.



El blanco y negro del carboncillo te ayudó a valorar la luz, el contraste y la fuerza de lo esencial, ¿prefieres blanco y negro o color?

El blanco y negro del carboncillo fue mi primera escuela: me enseñó a mirar la luz, a entender el contraste y a apreciar la fuerza de lo esencial. Con solo dos tonos descubrí que se podía transmitir muchísimo, casi más que con el color. Sin embargo, cuando empecé a introducir el color sentí que se abría otro universo, una forma de expresar emociones más profundas y matices distintos. Hoy en día no podría elegir entre uno u otro: el blanco y negro me da pureza y verdad, y el color me da emoción y vida.


Sientes fascinación por los cuadros antiguos, ¿cuáles son tus referentes?


Siempre he sentido fascinación por los cuadros antiguos, por esa capacidad de contar historias a través de la luz, los gestos y los detalles. Entre mis referentes están Rembrandt, Sorolla y Velázquez. De Rembrandt me inspira la fuerza en los contrastes y la profundidad emocional de sus retratos; de Sorolla, la luz vibrante y la manera de capturar la vida; y de Velázquez, la elegancia y el realismo que parecen eternos. Cada uno, a su manera, me recuerda que la pintura puede ser un puente entre lo real y lo eterno.



¿Qué tienen de especial los cuadros que retratan palacetes? ¿Llevas a una arquitecta escondida?

Los cuadros de palacetes tienen algo muy especial: me permiten adentrarme en espacios cargados de historia, detenerme en los rincones, en la luz que entra por una ventana o en un balcón. Quizá sí haya una arquitecta escondida dentro de mí, porque disfruto observando estructuras y volúmenes, pero lo que realmente me atrapa es la atmósfera de esos lugares y cómo puedo trasladarla al lienzo.


¿En qué momento te encuentras ahora con tu trabajo?


Estoy en un momento muy ilusionante. Cada obra es un paso más en mi camino y una oportunidad para conocerme a mí misma a través de la pintura. Estoy explorando temas que me tocan profundamente, desde emociones hasta la relación con los espacios, el mar o esos lugares cargados de historia que tanto me inspiran. Es un momento de búsqueda, pero también de madurez, en el que quiero seguir creciendo y compartiendo lo que la pintura significa para mí.


Háblanos de material, ¿cuál hace que tu mano baile mejor en un lienzo?


El material es casi tan importante como la inspiración. Para los cuadros abstractos utilizo acrílico, que me permite jugar con texturas y movimientos sueltos; para los cuadros impresionistas y realistas prefiero el óleo, que da riqueza de color y profundidad. Muchas veces también incorporo el carboncillo, sobre todo en los bocetos iniciales o para acentuar detalles. Cada material tiene su propia ‘personalidad’ y me invita a moverme de manera distinta: unos me hacen trazar con fuerza, otros con delicadeza. Cuando encuentro ese equilibrio, siento que mi mano realmente baila, y el gesto se convierte en expresión.


Háblanos de exposiciones, actuales, futuras, en definitiva, planes.

He tenido la oportunidad de realizar varias exposiciones en mi espacio Montesa, en Sotogrande, y este septiembre tengo una muy especial en Mónaco, además de otra a partir del día 22 en la calle Alcalá 99 en Madrid. Me gusta combinar diferentes temáticas y técnicas, explorando tanto la abstracción como el realismo, y siempre trabajando con un hilo narrativo que haga que cada obra tenga su propio significado. Mis planes pasan por seguir creciendo como artista, experimentar con nuevas ideas y, sobre todo, seguir compartiendo mi pasión por la pintura con quienes disfrutan de ella.


Se habla mucho de la especulación en el arte, considerándolo una buena opción de inversión, ¿qué opinas?


Es cierto que hoy en día se habla mucho de la especulación y que, claro, hay pintores excelentes que están muy bien valorados. Pero lo que me preocupa es que, a veces, el arte se ha vuelto tan genérico que no se aprecia el proceso y el trabajo que hay detrás de cada obra. He visto casos en los que se paga más por piezas que requieren poco esfuerzo que por otras que conllevan mucha técnica, dedicación y horas de trabajo. Para mí, el arte va mucho más allá del valor económico: cada obra refleja pasión, técnica y creatividad, y eso es lo que realmente conecta con la gente y perdura en el tiempo.



¿Cómo valoras la actuación de las Administraciones e Instituciones en apoyo al arte?

Creo que su apoyo es fundamental, aunque muchas veces insuficiente. Hay iniciativas muy valiosas que ayudan a los artistas a dar visibilidad a su trabajo y acercarlo al público, pero echo en falta un reconocimiento más constante del esfuerzo que conlleva crear. Todo impulso que fomente la creación, la formación y el intercambio cultural es necesario, porque el arte no solo enriquece a quien lo hace, sino a toda la sociedad.



Emilio Baquero

VIAESTILO

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